
Manuel (19 años): "No me gustan los chivatos ni que me tomen el pelo. Si hay que romper nudillos se rompen".
Manuel ni estudia ni trabaja y ha llegado a robar para conseguir el dinero para sus gastos. Consume alcohol y marihuana. La convivencia con su madre es insoportable y la mayoría de las discusiones comienzan a causa del dinero o del coche que Manuel le quita con frecuencia y con el que ya ha tenido algunos accidentes. Le gusta tener a las chicas a sus pies y presumir ante sus amigos, a quienes asegura que domina todo el barrio.
Yeray (18 años): "He conseguido que mi madre se vaya de casa. Mis cambios de humor y las idas de olla le dan miedo".
Yeray es presumido, celoso, consumidor habitual de marihuana y tan agresivo que su madre se ha visto obligada a abandonar la casa familiar e irse a vivir con su hija. La relación con ella empeoró hace cuatro años, cuando falleció su padre, y desde entonces se pasa el día en la calle con los amigos y su novia.
Estefanía (19 años): "Si las cosas no son como quiero, mi cabeza se transforma y me pongo histérica, como loca".
Estefanía fue adoptada cuando era un bebé y ya mostraba síntomas de ansiedad. Sufre incontrolables ataques de ira, ha llegado a agredir a su madre y se pelea continuamente con su hermana. Su sueño es ser modelo. También tiene una gran dependencia de los chicos y un miedo atroz a quedarse sola.
Desy (19 años): "A mí no me puede faltar dinero para salir y pillar. Hago lo que sea para conseguirlo, no me para nadie".
Es caprichosa y violenta, reconoce que no puede salir de casa sin maquillarse. Su padre murió siendo ella una niña y su madre enferma le consentía todos sus caprichos. Vivir con el novio de su madre ha destapado la "caja de los truenos". En cuanto se enfada, Desy rompe todo lo que encuentra, sólo le preocupa salir de fiesta y ha llegado a robar en casa, por lo que su familia ha tenido que poner candados en las puertas.
Alberto (19 años): "Mi casa es un infierno. Llevo demasiados años mintiendo, soy gay y mi padre se piensa que mis amigas son mis novias".
Alberto es rebelde, mentiroso y consumidor de drogas. La frustración que le genera ocultar su orientación sexual se traduce en una agresividad desmedida hacia sus padres.
Itxyar (18 años): "Lo que más me gusta es robar a los pijos; lo que menos, que no me sé controlar".
A Itxyar le gusta el boxeo y una de sus principales aficiones es pelearse en la calle por cualquier motivo, tanto con hombres como con mujeres. Roba para poder pagarse sus vicios y lo hace en la calle, en locales y a su madre. Está enganchada al hachís y a su teléfono móvil. Su casa es un infierno y ella lo destroza todo cada vez que se enfada porque asegura que así no pega a su madre, aunque en alguna ocasión lo ha hecho.
Iván (19 años): "Escupo a mi madre y me peleo con quien haga falta. Si eres bueno la gente se ríe de ti".
Iván cree que su madre le fue infiel a su padre y no se lo perdona. Además, piensa que sus progenitores no le aprecian y no soporta ni mirarlos. Miente a todo el mundo, sobre todo a su madre, y bebe y fuma marihuana todos los fines de semana. Nunca pide perdón, siente celos de sus hermanos y, aunque le encantaría tener novia, las relaciones no son su fuerte.
Xika (20 años): "En mi pueblo me respeta todo el mundo, si no ya me encargo yo de que me respeten. De mí no se ríe nadie".
Consumidora de todo tipo de drogas, busca el respeto mediante la agresividad -tanto en la calle como en casa- y ha pasado un tiempo en un centro de menores. Tuvo una infancia difícil tras el ingreso en prisión de su madre y ahora la convivencia con ella es casi imposible. El dinero y la comida son el origen de muchas discusiones, durante las cuales da patadas y puñetazos a las paredes. Xika también "trapichea" para pagarse sus vicios y salir de fiesta con sus amigos.
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